Está casi establecido en nuestra sociedad que la mujer DEBE soñar con casarse, entrar a la iglesia, vestirse de blanco y hasta que la muerte nos separe; pero creo que existe el porcentaje de mujeres que no lo sueña y punto.
Bueno, yo soy de las que sí lo soñó, pero nunca como un cuento de hadas con principe azul ni nada por el estilo. Siempre soñé con una celebración íntima, con las personas que realmente son parte de mi relación y disfrutar.
Toda la fiesta requiere muchísima preparación: el vestido, el traje del novio, los zapatos, el tocado, las argollas, los partes, los recuerdos, la torta, los colores, la temática y un largo etcétera, pero ¿y la luna de miel?.
Siento que es un punto igual de especial que lo antes mencionado y que no debemos restarle importancia ni dejarlo en último lugar. Destinos turísticos hay muchos, pero sin lugar a dudas, debemos elegir el que se amolde de mejor manera a la pareja ¿sol, playas con agua cristalina y arena blanca? ¿naturaleza y excursión? o ¿cultura y ciudad?.
¿Qué prefieren ustedes? ¿En qué se basan para elegir el destino ideal?