Mis queridas,
Los días pasan y se acerca aquel precioso día, el más esperado y también el más temido.
La emoción se funde con los nervios y caemos en la ansiedad inevitable (casi siempre, hay algunas que viven en modo zen, yo no y la mayoría tampoco).
La euforia de los preparativos y el cansancio de la pega, pueden tener potencial nuclear si se combinan con cierto ingrediente desagradable: los desatinos de terceros.
Es habitual leerlas y advertir su amargura ante comentarios sobre su look de novia y opiniones de sus amigas y familias que merman su autoestima y rompen sus ilusiones.
Más habitual es leerlas consumidas por el drama de alguna pelea familiar que las saca de su centro y sabotea su felicidad, ya que a la preocupación de los preparativos se suma una suerte de política diplomática para minimizar la posibilidad de una guerra civil en plena boda.
No faltan las que acuden a los foros, aproblemadas porque sus parientes (llámese, mamá, suegra, cuñada, dama de honor, etc) se inmiscuyen en sus preparativos a tal punto que las desplazan y les restan protagonismo en el día más importante de sus vidas (al menos uno de ellos).
O esa gente que se auto designa auditor de su boda y cuestiona su presupuesto.
También están esos invitados que parecen estar en un estadio inferior de evolución y no entienden las instrucciones que se les han dado, cuestionándolas como si tuvieran algún poder de incidir en sus voluntades so pena de amargarlos y hacerles pasar un mal rato.
En resumen...no faltan los desatinados que creen que la boda y la fiesta debe ser funcional a ellos y sus necesidades o caprichos.
Todas esas opiniones valen menos que cero frente al absolutismo de la voluntad de los novios, únicos protagonistas del evento.
De allí, que...
Nadie tiene derecho a abrir la boca ante el look de la novia más que para decirle que se ve preciosa.
Nadie tiene derecho a incomodarlos con peleas familiares y escándalos en su GD.
Nadie tiene un ápice de poder en cuestión de preparativos, más allá del que los novios le otorguen.
Nadie puede atreverse a cuestionar sus deseos e importunarlos con preguntas incómodas como "¿Puede venir sutanito? ¿Me puedo sentar con menganito? ¿Por qué es sin niños?"
Las bodas no son democráticas, sino dictatoriales y la voluntad de los novios es absoluta.
Si hay un momento en que pueden desplegar el máximo egoísmo es en su GD y nadie les puede cuestionar un ápice lo que hagan.
Sean firmes y no permitan a nadie que se atribuya otra autoridad o derechos que los que ustedes dispongan.
No le den a nadie el poder para arruinar su GD.
Citándome a mi misma en un debate que escribí hace muchos meses en esta misma tónica (y en cursiva, mierda):
"...aunque se casen ante una muchedumbre de parientes y amigos, no hay una opinión que valga un ápice frente a la suya y sus decisiones no deben admitir ni el más mero cuestionamiento.
Porque se necesitan dos para una boda y nada más."
Como el debate no es muy visual, les dejo esta foto de la Reina María en su boda de ficción...para que se sientan poderosas.