Con Alex no creemos en la casualidad ni el destino, porque ambos creemos que Dios dirige nuestras vidas cuando se lo permitimos, y nos da lo mejor.
Nuestra historia comienza un día 12 de enero del 2017, aunque nos conocíamos del trabajo desde hace meses atrás, nunca habíamos hablado sobre nosotros, ni nos conocíamos realmente. La noche anterior le había escrito para saber un dato que sabía que él podía tener, y él ya estaba dormido. Ese 12, mientras yo viajaba a conocer Valparaíso, él me respondió muy temprano y en la conversación me dijo que viajaba a Valparaíso más tarde. Entonces me propuso encontrarnos, y allí fue cuando realmente nos conocimos. Teníamos mucho que conversar y muy cortésmente fue a dejarme al terminal.
A partir de ahí, continuamos acercándonos, me invitaba a salir a lugares que me gustarían y se preocupaba mucho por mí. Pasaron algunos meses, donde nos conocimos mucho mejor, y teníamos mucho en común. Un día me contó todo lo que sentía! y un mes más tarde comenzamos a pololear, poniendo todo en manos de Dios.
Han pasado 21 meses, pero desde el primer momento supe que podía confiar en él, y ha sido mi compañero en todas situaciones. Poco a poco hemos ido construyendo la idea de nuestro futuro, él me ha enseñado de su mundo y yo de el mío (el es Físico y yo profesora de Artes Visuales), y sabemos que siempre habrá -al menos- un gato en nuestra casa. Cuando nos casemos nos iremos con nuestros tres gatos: Simón Limón, Simona Monona y Fluflita Flufliante. Estamos entusiasmados haciendo nuestros planes, y juntando cada pesito que tenemos para llegar a la boda de nuestros sueños.
Nuestra futura familia (con gatitos incluidos)