Con el tiempo me doy cuenta que, definitivamente, el destino nos quería juntos a mi pareja y a mi.
Nos conocimos en la Iglesia, yo estaba recién llegando a la Comunidad y el ya participaba hace un buen tiempo en el coro. No conversábamos mucho, es más, ni siquiera estaba remotamente interesada en él. Con el tiempo empezamos a conversar y empece a participar del mismo conjunto folclórico al que él, con su familia, pertenecía.
Muchas cosas pasaron entre medio, quede embarazada (él no es el padre de mi hija), problemas varios, pero nunca se dio por vencido, siempre atento y siempre con la palabra precisa.
En definitiva, lo que más amo de él, es que cada día logra conquistarme más es de esos hombres que nunca se rinden y dan la pelea hasta el final por aquello que quieren.
Estoy feliz y entusiasmada, sé que con mucho amor seremos una gran familia