Primero, quiero contarles que me casé, y si bien estoy contenta con esta nueva etapa, estoy al mismo tiempo triste y molesta por el servicio de banquetería contactado a través de este gran sitio.
Mi idea principal es prevenir a que otros tengan que pasar por una experiencia tan amarga y desagradable, contándoles lo que me pasó. El proveedor que nos causó conflicto es Miel y Bodas (www.matrimonios.cl/banquetes/miel-y-bodas--e111361) y el dueño, David Miño Martínez, estaba encargado de la banquetería y organización de la fiesta.
A Miel y Bodas lo contactamos a través de este sitio, y nos reunimos con él al menos en cuatro oportunidades, donde le describimos lo que queríamos, cómo lo queríamos y qué cosas NO queríamos. David estuvo de acuerdo y alineado con nosotros en nuestras solicitudes, que analizándolo ahora, no eran nada de complejas o rebuscadas.
A nuestro matrimonio, que llevábamos años planeándolo (no sólo este último año), le queríamos dar un sello o temática particular. Para lograr eso, no teníamos muchas instancias, así que para nosotros todo lo que permitiera lograr nuestro objetivo era importante. Un factor fundamental era la música. Con mi actual esposo estuvimos meses seleccionando canciones para la recepción, la cena y la fiesta, de manera que no se perdiera la identidad del matrimonio. Solicitamos explícitamente y en reiteradas oportunidades que NO queríamos reggeaton. Lo conversamos, lo describimos en el cronograma y lo dejamos explícito en un pendrive que entregamos a David, el cual contenía la lista de canciones, junto con otras que necesitábamos sonaran en partes específicas del matrimonio.
Bueno, pasó que el DVJ llamado "Mota" (www.facebook.com/DvjMota) ignoró toda instrucción. Cuando estaban llegando los invitados al sector de la ceremonia, DJV Mota tenía puesto reggeaton, algo totalmente fuera de lugar para un momento como ese y que por suerte las damas de honor fueron a corregir, donde les respondieron simplemente que "fue una descoordinación". Durante la recepción no sonó ninguna canción de las solicitadas. Durante la cena habrá sonado creo que una de todas las que estaban en la lista. Llamamos a David y le preguntamos por qué no estaba sonando lo que pedimos, y nos dijo que "era muy movido" ¿acaso él iba a evaluar y decidir cómo queríamos el matrimonio que habíamos planeado con tanto cariño? Simplemente no hizo caso de lo que solicitamos y la cena fue como la de cualquier otro matrimonio, ageno totalmente al sello que queríamos dejar y perdiéndose la identidad del matrimonio que tanto nos costó generar. Lo peor vino en la fiesta. Acá DVJ Mota se lució haciendo caso omiso a las solicitudes de todos para cambiar la música y poner la lista. No le hizo caso al novio, diciéndole que "alternaría las canciones", no le hizo caso a la novia diciéndole que "paciencia, la fiesta era larga", no le hizo caso al animador, ni al chef y ni al mismo organizador. Hablamos con David para decirle que no estaban poniendo lo que pedimos, ante lo cual nos respondió de mala manera justificando el trabajo del DVJ. Le dijimos que, en resumidas cuentas, hiciera lo que le estábamos pidiendo, que era simplemente poner la música que elegimos... eso no ocurrió. Creo que con suerte sonaron unas cinco canciones de la larga lista que generamos. Los invitados no participaron mucho de la fiesta, por sentirla agena (y derechamente mala y fome) y cuando le hicieron peticiones al DVJ Mota, él se rió en sus caras y no accedió en ningún momento a alguna petición. Su ego fue más fuerte e impuso lo que él quería que sonara, como si se trata de una fiesta para él y sus amigos y no de un matrimonio que buscaba un concepto específico. En resumen, este factor arruinó el matrimonio puesto que sonó lo que explícitamente pedimos que no sonara y lo que elegimos no sonó nunca, como si lo estuvieran haciendo a propósito.
Otro tema que conversamos con David, fue el del animador. Le dijimos en reiteradas oportunidades que no queríamos un animador invasivo y que incomodara a las personas, y parece que el encargado de dicha labor fue elegido para tener todos los atributos que no queríamos. Los invitados estaban molestos e incómodos. El animador era machista, obligaba a hacer cosas que la gente no quería, anunciaba cosas que acordamos con David no se realizarían (no estaba alineado con el cronograma), cuando se le pedía que no interviniera lo hacía de todos modos justificándose con cosas como "me dejé llevar", etc. Realizaba actividades que acordamos con David no queríamos que se hicieran, en fin. Un verdadero desastre y otro ejemplo de egocentrismo y soberbia donde al animador le importaba más hacerse notar que hacer caso a las solicitudes de los novios e invitados, los cuales hasta el día de hoy nos recalcan que fue un factor negativo dentro del matrimonio.
Eso, sin contar que se notaron ligeros cambios en el cóctel, la entrada no fue exactamente igual a la degustación y tuvimos que lidiar constantemente para que se llevaran a cabo las actividades que teníamos planeadas y el matrimonio fuera algo como lo que habíamos pensado. Cuando conocimos a David, en la primera reunión, él nos dijo que "nosotros sólo nos dedicaríamos a disfrutar", que "él se llevaría la carga de estrés y que no teníamos de qué preocuparnos", que "ése era su trabajo". Resultó que tanto yo como el novio estuvimos tensos en todo momento, pendientes de que por qué no se servía lo que pedimos, por qué el animador intervenía cuando pedimos que no lo hiciera, por qué no sonaba la música que elegimos. Estuvimos pendientes de que pasaran el diaporama; llamando para que nos dejaran hacer ciertas actividades, etc. Etc. Es decir, la promesa inicial fue la que más nos dolió que no se cumpliera, tuvimos que estar encima de la organización para que saliera todo lo mejor posible y eso no es lo que uno busca en un servicio así.
Los demás servicios que contratamos (sin relación con Miel y Bodas) estaban en línea con el concepto del matrimonio que soñamos, excepto por el trabajo de Miel y Bodas, quien en ciertos momentos me hacía sentir que estaba en el matrimonio de alguien más y no en el mío propio. Eso, sólo a causa de que David imponía como él pensaba debían ser las cosas incluso hasta el último momento. Por ejemplo, queríamos que el corte de la torta fuera después de la cena, y él comentó (durante una reunión) que a él le gustaba que el corte de la torta abriera el buffet de postres. Pasó que cuando ya terminaba la cena y se venía el buffet de postres, David se acercó a decir si queríamos cortar la torta ¡a pesar de que acordamos que no queríamos eso! Entiendo que, ya sea por costumbre o comodidad, uno hace las cosas como cree correctas, pero una en su matrimonio quiere y busca que algunas cosas sean especiales y tengan identidad. Con Miel y Bodas eso no se logra, se los aseguro.
Quiero dejar constancia de esto, porque aun siento mucha pena y molestia con lo que pasó y no quiero que alguien más pase por algo así. Una se casa sólo una vez, y es un día especial y planificado por tanto tiempo... que una no se imagina que puede ser arruinado por un par de personas con egos enormes. Quiero dejar constancia sobre esto porque Miel y Bodas está bien clasificado, incluso ganó un premio por el sitio, lo cual nos hizo confiar mucho en ellos como proveedores. Tal vez eso puede resultar en algún matrimonio donde David pueda hacer lo que quiera a su gusto. Creo que mis solicitudes no eran complejas, y aun así no fueron respetadas... me siento ignorada, pasada a llevar y maltratada por lo que pasó. Nos impusieron un concepto de matrimonio arruinando lo que por tantos años conversábamos con mi actual esposo. Espero que ésto llegue a alguien, ya que para mí es muy serio y no se ve reflejado con el "39 de 40 lo recomiendan", con mi esposo no sabemos ya qué hacer, no podemos dejar en el proveedor comentarios negativos y sentimos que todo en lo que confiamos se desmoronó y que nos fallaron.
Le escribimos a David para tener su versión, pero sus respuestas respecto de estos temas fueron "se dio cumplimiento a lo contratado" y lo más cerca que estuvo de reconocer algo fue que me comentó que "el tema con el DJ está claro". No se ha referido a ninguno de los puntos que acá expongo y que se los notifiqué por escrito. Tampoco nos ofreció una disculpa, sólo quiere reunirse con nosotros para, como dice él, poner los temas sobre la mesa y que le expliquemos qué encontramos mal (a pesar de que lo hicimos con un texto tan largo como el que acá pongo), pero nosotros realmente no queremos juntarnos con él, ya que quedó en claro que las palabras se las lleva el viento, y nosotros queremos un respaldo por escrito de lo que tenga que decir. Puede que, si te aferras al contrato se cumpliera lo que ahí dice pero, claramente, se cumplió de forma deficiente. Ignoró lo que conversamos en las reuniones, los acuerdos que tuvimos, las solicitudes que hicimos y las peticiones que acordamos. Se puede tomar el contrato como referencia para decir "se cumplió" pero ¿con qué calidad? ¿De qué forma? ¿Cómo me respaldo yo ahora sobre lo que pasó?
Espero mi experiencia le sirva a alguien. Muchos cariños a todas, y mucha suerte y ojo a las que están en pleno proceso.
Acá hay algunos reclamos hechos por asistentes a mi matrimonio, a modo de respaldo:
https://www.reclamos.cl/reclamo/2017/jan/miel_y_bodas_mal_servicio
https://www.reclamos.cl/reclamo/2017/jan/miel_y_bodas_servicio_deficiente
Saludos