Nuestra historia con Francisco comienza hace 18 años. Éramos compañeros de colegio, nos gustábamos mucho pero nuestro respeto y admiración era tan grande que no fuimos capaces de compartir lo que sentíamos hacia el otro en ese momento. Sufrimos la intervención de terceros y lamentablemente cortamos la comunicación (bueno, yo tomé la decisión). Y así pasaron los años y por cosas que solo Dios permite, hace más de un año que volvimos a conversar (nuevamente como amigos), pasó el tiempo y cada uno estaba viviendo procesos delicados (nos distanciamos un tiempo) y un día retomamos el contacto.
Comenzamos a fortalecer nuestra amistad con el mismo sentir de cuando éramos niños, sólo que ahora no había tiempo que perder.
Hemos tomado decisiones desde antes de saber que nos íbamos a casar, antes que Francisco pidiera mi mano, pero siempre pensando que lo nuestro no era pasajero.Nuestra relación se basa primeramente en que Dios es nuestro fundamento, nuestra roca firme, dónde nuestras vidas podrán crecer frente a todo lo que se presente. Aún estamos en el proceso de definir muchas cosas antes del matrimonio, pero hemos decidido disfrutar cada momento y cada situación (que no ha sido fácil) pero que de la mano de Dios puede ser posible.