Yessenia

La mañana de mi matrimonio comenzó con uno de los momentos más especiales: prepararme junto a mis damas de honor. Fue un instante lleno de risas, complicidad y mucha emoción. Estar rodeada de mujeres tan importantes para mí mientras me arreglaban el cabello, me maquillaban y ajustaban cada detalle de mi vestido, fue realmente un sueño hecho realidad. Ya había visto mi vestido antes, pero al verme con el maquillaje completo, el peinado perfecto y ese vestido soñado, no pude evitar emocionarme. Me sentía hermosa, poderosa y, sobre todo, como una reina. Cada detalle, desde los accesorios hasta el brillo en mis ojos, reflejaba la felicidad que me invadía. El camino a la ceremonia fue otro momento que atesoraré para siempre. Hacía calor, pero nada podía opacar la emoción que sentía. Mi hermano y mis damas de honor me acompañaron, y su apoyo me dio una paz indescriptible. Al caminar hacia el altar, sentí una mezcla de nervios y alegría. Las miradas de todos los presentes estaban puestas en mí, pero solo podía concentrarme en mi pareja, esperándome al final del camino. Fue un momento mágico, como si el tiempo se hubiera detenido por completo. El primer baile fue uno de los momentos más emotivos. Elegimos bailar al ritmo de la nueva canción de Bruno Mars y Lady Gaga, "Die With a Smile". Cada paso que dábamos sobre la pista estaba lleno de significado y amor. Nos olvidamos del mundo por un instante y sólo existíamos nosotros dos. La celebración fue increíble. Mi hermana fue la afortunada que atrapó el ramo, partimos el pastel con una sonrisa enorme y, por supuesto, bailamos hasta que nos dolieron los pies. Hubo muchísima comida, risas y momentos que quedarán grabados para siempre en mi corazón. Fue, sin duda, el día más feliz de mi vida. Un capítulo perfecto que marcó el inicio de esta nueva etapa llena de amor, compromiso y sueños compartidos.